Accidente de Zorromono
Publicado: Mié May 26, 2010 8:11 pm
Bueno amigos, he aguantado hasta el final para comunicaroslo, esta mañana ya se lo hice saber a quienes iban a ser mis acompañantes en el viaje, mi paisano de Guareña Miancaromero y mi buen amigo de Madrid Presidentemente, en cuya casa de Móstoles íbamos a pasar la noche del jueves. No podré acompañarles a la Concentración de Valencia: el lunes pasado me pegué un ostión del quince y en this moments me encuentro magullado, con las costillas doloridas y con un cabreo de padre y muy señor mío.
Je, je, tranquilos, no sus asustéis que no me la pegué con la moto, fue en una carrera, una carrera contra el tiempo porque perdía el tren que diariamente me lleva al trabajo desde mi pueblo hasta Mérida y eché a correr que me las pelaba..., hasta que perdí pie, dí dos vueltas de campana y aterricé de costado, zas, como un saco de patatas, lastimándome el hombro derecho y todo el costillar del mismo lado.
Ese mismo lunes lo pasé en Urgencias con un gotero puesto, de doble vía, por donde me suministraban suero y calmantes. Me hicieron unas cuantas radiografías de tórax y por fortuna no tengo ninguna costilla rota, pero la médico que me atendió me aconsejó reposo durante al menos 20 días y me recetó una batería de calmantes. Ahora paso las noches acostado en el sillón de mi casa, es un sillón americano de esos que al reclinarse aparece por abajo una pequeña plataforma para apoyar las piernas extendidas. Así duermo porque en cama es imposible por la presión que siento en las vértebras.
He mantenido la ilusión de recuperarme hasta hoy mismo, hasta hace unas horas, que pensaba darme una vueltecilla con la moto para probar que tal me desenvolvía con ella, pero he desistido cuando he intentado bajarla del caballete y no he podido, a causa del dolor, moverla ni un centímetro. En fin, que como digo tengo un cabreo de esos de echar humo por la cabeza , pero me consuelo pensando que estas dos semanas que me quedan de baja las voy a vivir como si fueran unas vacaciones, porque puedo hacer vida relativamente normal siempre que evite esfuerzos y ciertas posturas.
Así que lo dicho, amigos, a los que me amáis (si bien es cierto que desde esta atalaya desde la que escribo no distingo a nadie de quien yo pueda ser objeto de tales atenciones) os digo: no lloréis por mi ausencia que yo no lo haré por la vuestra, cabrones, ahora mismo me voy a la calle a disfrutar de esta temperatura primaveral y ver pasar la vida sentado en una terracita.
Ale, que os den y que os llueva to el fin de semana.
Je, je, tranquilos, no sus asustéis que no me la pegué con la moto, fue en una carrera, una carrera contra el tiempo porque perdía el tren que diariamente me lleva al trabajo desde mi pueblo hasta Mérida y eché a correr que me las pelaba..., hasta que perdí pie, dí dos vueltas de campana y aterricé de costado, zas, como un saco de patatas, lastimándome el hombro derecho y todo el costillar del mismo lado.
Ese mismo lunes lo pasé en Urgencias con un gotero puesto, de doble vía, por donde me suministraban suero y calmantes. Me hicieron unas cuantas radiografías de tórax y por fortuna no tengo ninguna costilla rota, pero la médico que me atendió me aconsejó reposo durante al menos 20 días y me recetó una batería de calmantes. Ahora paso las noches acostado en el sillón de mi casa, es un sillón americano de esos que al reclinarse aparece por abajo una pequeña plataforma para apoyar las piernas extendidas. Así duermo porque en cama es imposible por la presión que siento en las vértebras.
He mantenido la ilusión de recuperarme hasta hoy mismo, hasta hace unas horas, que pensaba darme una vueltecilla con la moto para probar que tal me desenvolvía con ella, pero he desistido cuando he intentado bajarla del caballete y no he podido, a causa del dolor, moverla ni un centímetro. En fin, que como digo tengo un cabreo de esos de echar humo por la cabeza , pero me consuelo pensando que estas dos semanas que me quedan de baja las voy a vivir como si fueran unas vacaciones, porque puedo hacer vida relativamente normal siempre que evite esfuerzos y ciertas posturas.
Así que lo dicho, amigos, a los que me amáis (si bien es cierto que desde esta atalaya desde la que escribo no distingo a nadie de quien yo pueda ser objeto de tales atenciones) os digo: no lloréis por mi ausencia que yo no lo haré por la vuestra, cabrones, ahora mismo me voy a la calle a disfrutar de esta temperatura primaveral y ver pasar la vida sentado en una terracita.
Ale, que os den y que os llueva to el fin de semana.