Todo a cambio de saciar su sed de sangre y poder. Era lo único que le importaba, así que, excitado, meditó la oferta que le proponía aquel desconocido. Tenerlo todo y disponer sobre la vida y la muerte, esa era la asombrosa promesa. Imaginó a su enemigo muerto y a él mismo rodeado de hermosas mujeres y de fabulosas riquezas. Y todo a cambio de que le entregara a aquel extraño vestido de negro y pertrechado con una guadaña su propia alma. Accedió de inmediato y se rió por dentro imaginando la cara de aquel capullo cuando descubriera la hipoteca.
En el frío y lluvioso julio, entre independencia y Balcarce, abrigado hasta las cejas mi corazón palpita lento, como el ronroneo ronco de mi moto, en la ochava se abre un portal, estaciono y entro, como por arte de magia mi corazón se desboca, un calor me recubre de inmediato gracias a una suave y sensual melodía de arrabal porteño, unas hermosas piernas enfundadas en negras medias asoman por su pollera, la tenue luz y el humo acarician el ritmo de un bandoneón. Mis ojos, posados en la bella figura de Malena… esa Malena que canta el tango… como ninguna.
Que julio es al reves en el cono sur!!! ja ja.
El cura que ha de darme la extremauncion no es todavia monaguillo :)
Estaba el diablo mal parado, en la esquina de mi barrio, ahi donde dobla el viento y se cruzan los atajos. Al lado de él estaba la muerte con una botella de ron en la mano ambos me miraban y se reian por lo bajo.
Entre dientes oí a la muerte que decía... cuantas veces se ha escapado? Me escondí tras la niebla y pensé, que mas da? miré a mi moto y dije, que nos lleven, pero juntos.
Crucé la calle para encararlos y me plante en sus narices, saque un faso y les dije, chabon, me das fuego?
El cura que ha de darme la extremauncion no es todavia monaguillo :)
Todo a cambio de saciar su sed. “De sangre y poder” era el título de la película. Sentado en el patio de butacas se había papeado un cartucho extra grande de palomitas, a palo seco. Acuciado por las prisas se había olvidado de comprar una botellita de agua y ahora tenía tanta sed que lo daría todo o haría cualquier cosa a cambio de saciarla. Excepto levantarse de su asiento y perderse la película, eso lo tenía claro. Miró hacia el techo, vio los sensores de humo, reparó en las espitas de agua del sistema antiincendios y encendió un cigarrillo.
Memor dio en el cuello de la botella y la hizo añicos. Había entrenado duro durante los últimos meses, su vida dependía de ello. Jamás había usado un arma pero pronto comprobó lo hábil que era con el revólver. En una ocasión le pareció que desenfundaba su colt cuarentaycinco más rápido que su propia sombra. Memor se acercó hasta los cristales rotos desparramados por el suelo, se agachó y vio, entre los restos, su cara reflejada. También le pareció ver el reflejo de una pistola apuntándole directamente a la cabeza. Luego oyó un bang y se desplomó en el suelo.